martes, 10 de enero de 2017

Mis ojos se abrieron y supe que era una pesadilla, supe que nadie tocaba sus cabellos ni mucho menos yo terminaba aceptando. Fue vomitivo y si se me llegara a cuestionar, no tengo idea de que responder a la cuestión ¿por que dejé fluir y continuar esa historia simulada? 

Creo que la respuesta es una poesía, pero desconozco si soy capaz de efectuarla en la realidad.

Con tanta lindura siempre que acontece su nombre, y es que ni con punzantes ni explosivos se despedaza mi sentir. Y una palabra podría ser suficiente para terminar todo contrato, incluso una sola acción. Me mandaría a callejones del olvido sobreviviendo, recordando, llorando. Desde luego no estaría muerto, y probablemente mi caminar regresaría a ser el mismo con el paso de los minutos, horas, días, semanas, meses, y años. 

El poner al límite la cordura y la fe, incluso perdiendo atributos básicos como la autoestima y la seguridad. También la vista y el oído. Solo esperando que las manos conduzcan a un final de los pasillos y recuperar todos mis atributos. Caminar sin poder mirar, ni escuchar hasta sentir con mis manos el calor de la luz. Un laberinto desconocido, es al que me atravesaría. Y no he dudado atravesar antes, aunque tal ves al día de hoy prefiero no caminar por ellos, y buscar otra forma de rodear aquella mazmorra. 

De cualquier forma, de ser necesario me adentraría nuevamente, aunque la finalidad sea llegar al centro de este y soltarme a llorar. Y entonces multiples desafíos antes de llegar a el lugar donde debo hincarme y sollozar. Aberraciones, monstruosidades, puedo sentir su vibración y sus peludas intensiones, nunca es suficiente pues el terror mas grande es verle débil. 

Mi sangre puede ser derramada en vano también, incluso sabiendo que voy a la derrota ... aun con los olores del fracaso. Todo por dejar latir un corazón y no ahorcar con el nudo en la garganta ... 


Continuara

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