En alguno de mis momentos mas oscuros nadie sostenía el cuerpo blanco.
Todos eran demasiado oscuros, demaciado inteligentes.
Arrojamos desesperanza ... y yo ya no podía dormir bien... ni comer bien.
Una rutina asesina mas mortifera que nunca, absorbía toda la energía.
-diario desconocido-
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