Alguna vez sentí un fuerte suplo de viento que atravesaba mi cuerpo, era un viento tranquilo, fresco, con varios recuerdos en polvo. Me encontraba en un bello bosque, con un follaje de varios verdes, algunos rosas, algunos azules. Y una luz azul morada que ambientaba toda la escena, estaba en medio de un bello bosque de flora indescriptible. En un pequeño tronco cortado hasta casi la raíz, encontré la silueta de una mujer sentada, estaba seguro que era aquella chica que en el mundo tóxico le vi y nunca tuve el valor de hablarle. Mientras mas me acercaba sus facciones eran mas claras, y los detalles de su bello rostro me dieron la razón. Su vestimenta a pesar de ser la misma con la que le recuerdo, no desentonaba con el lugar, parecía parte fundamental para tan bello ambiente.
Me acerque lentamente para por fin cruzar palabras, no sirvió de nada, la bella mujer no me miraba. Frustrado de no conseguir su atención, empece a gritar, pero mi voz no se escucho. Le quise tocar, pero mi mano atravesaba su bella figura. Mi voz y mi tacto estaban inservibles, pensé estar muerto, pero no lo estoy, soy algo que no se puede tocar, ni escuchar. Me han condenado a ver tan bella mujer sin la capacidad de hablarle, sin la capacidad de protegerle. Soy un triste fantasma que mira eternamente a la hermosa mujer que conoció en el mundo tóxico. Que desdicha la mía!
Desconozco el tiempo que ha pasado, pero estoy seguro que llevo muchas semanas contemplándole, le veo moverse un poco. Siempre sentada, mirando el hermoso bosque, feliz como algunas veces le observe. Me estoy enamorando de esa ternura cuando juega con sus piernas moviendolas como si fuera un infante. Es una dulzura encontrarle en ese estado tan puro, tan bello, no caben palabras. A veces intento hablarle y le cuento mis grandes aventuras que alguna vez viví antes de llegar a este lugar, se que no me escucha pero una parte de mi inocentemente cree que si. A veces le hago una guardia especial y cuando se acercan los pocos animales que habitan aquí. Sienten mi coraje, sienten mi mirada, me miran a los ojos y con miedo corren. Al parecer ellos si pueden observarme. Cada segundo que siento pasar no puedo dejar de contemplarle, estoy mas endulzado que nunca. Espero nunca alejarme de la eterna mujer hermosa que se sienta en ese tallo cortado de tronco.
-diario de un extraño-
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