lunes, 17 de octubre de 2016

El fuego puede apagarse, estoy convencido. Los cuentos de hadas y la fantasía no existe. La insipidez de este mundo retorna en los contornos. La misma fuerza que mueve el suelo es la misma que lo mantiene estable. Somos de carne, somos de hueso. No hay nada mágico. Solo la constancia de que al final todo culmina. Las arrugas, los huesos rotos y reparados, las cicatrices y todo lo que se carga en la maleta es parte de la antigüedad de cada persona individual. 

Siempre lo supe, y estuve contento sabiendo. Apostando a la nada y a lo que no se puede tocar. Que lo único que me separa de un intelectual frívolo es constantemente creer que hay un dios que se encargo de crear que partícula indivisible de cada sistema, de cada cosa. Es la única fantasía que me separa de los supuestos cuerdos ...

continuara


Diario de un esquizofrénico.

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