martes, 1 de noviembre de 2016

Madrugada con miedo, sin embargo el amanecer viene lleno de dicha. Mi corcel blanco enorme, sobrevivió una noche. He estado arriba y abajo, hacía todas las direcciones. He visto angustia por un robo al corazón del animal guerrero. Una bestia descomunal que sin duda, es mi Pegaso. Las sombras de la noche no lograron que desapareciera mi victorioso transporte. Es difícil de explicar y de entender, pero hablo mucho con el. Y le pido perdón por exponerlo. Un bien materialista que desarrolla satisfacción en mi. Pero exponerlo en madrugadas es algo traumático, mas si consideramos los delirios paranoicos que acostumbro a dar. 

Desde luego hay cosas mas importantes, pero hoy, mi tema a salvar es mi caballo. Que no muera nunca el metal que portan tus huesos, ni la pila de tu corazón. Respira bien pues yo ayer respire como si fuera la última vez que miraría a mi fiel corcel. Nada de valor en mis alforjas, mero valor sentimental. Los recuerdos musicales vienen y van dejando alguna esencia así como todo lo que ha sido mi camino. 

Hoy mi vida cambio respecto al valor de transporte, hay muchos mendigos como yo lo fui caminando por la calle, tentados por un carruaje o un buen pura sangre. Hoy espero todo pacto divino ayude una vez mas a la satisfacción de mi ser. Y si debe morir mi fiel amigo, que muera a mis manos. Es lo que único que pido, que yo sea quien viva mientras este agoniza... 


-diario de un habitante-

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