Me cuestiono mucho estos últimos días los pensamientos de personas volátiles. Me cuestiono a mi mismo, si no soy muy severo con las palabras. Probablemente algunos las sientan como cuchillos, otros como espinas, y algunos como aire. Me he cuestionado si vale la pena seguir respondiendo a cada mensaje lleno de combustible y fuego. Se que no es sabio contestar a todo tipo de personas. Se que no es sabio debatir con todo tipo de gente. No se si era el viejo miedo a que existiera una burla sobre mi ... 

El miedo a un rechazo, que con los años supuestamente había exterminado. El sentir el aire pesado en cada lugar donde me sentaba. Es gracioso recordar las cosas que me hacían sentir vulnerable. Actualmente siento muy en el fondo que soy un tanque de guerra, solo los contratiempos, y mi familia (la verdadera de corazón, no solo de apellido) pueden hacer doblar mis piernas, hacerme caer a los vacíos. Y derrotarme por fin en tremenda oscuridad. También esta el hecho de que algunos de mis camaradas dejaron de tener un valor y un peso importante; fueron los cambios de ideas, los constantes roces los que hicieron frágil la cuerda. 

No hay arrepentimientos en mi ser, estoy convencido que el peso de mis acciones generan consecuencias. Es por eso que ya no lanzo mi cuerpo a cualquier parte del mar, es por eso que no mantengo el porte opulento. Sigo siendo viajero, pero deje de ser el que busca  ser interesante. En realidad solo buscaba ser interesante a mi mismo, no necesariamente a las demás personas, eso venía automático. Me he desviado por completo en este mar de pensamientos e ideas. 

Debo callar, debería callar, aunque mi mejor espada siempre fueron las palabras. Y es que debo callar a quien no merece mis palabras, a quien no merece el tiempo de mi vida (que nunca regresa). Debo hacer lo que me decía un viejo amigo "relájate" ... extraño esa palabra. También abundan comentarios hacia mi persona que "soy muy intenso" ... creo que ya se les olvido que yo afirmo estar loco, y acepto la intensidad de mi ser. Solo que esta vez se escogen los escenarios donde vale la pena desgastarse. 

-diario de un extraño-