miércoles, 10 de agosto de 2016

Bravo ... todos somos espectadores de como el reloj va arrancando nuestros rasgos y nuestra piel. También lo intocable se desprende como piel del músculo, el alma se aparta de su envase. El cascaron se vuelve cada vez mas delgado. Y ahora somos pocos los que podemos ver realmente todo el panorama, y lamentamos el desperdicio de esto, toda esa energía, todos esos días. 

Si bien no se camina para perder el tiempo, si no para empeñarlo en lo que mueve el corazón. Mañana puede agotarse entre los agujeros del tiempo, y una vela mas se encenderá. Puedo ser yo, puedes ser tu, puede ser cualquiera. Un asiento mas vacío, una provisión extra en la cena, una festividad mas donde se siente el abandono de un pequeño universo. 

Y mientras las corrientes del tiempo caminan existen personas hincadas, llorando y lamentando. Su épico llanto hace el ambiente bizarro ... Y me encantaría acompañarles a llorar. Mi estomago empieza a doler, pero tengo que caminar y aceptar mi momento cuando caiga en los agujeros. Por que así siempre a sido, te pierdes en el momento y no regresas. Los colores se quedan en tu cabeza, pero la corriente de tiempo continua, un cuerpo parado mientras la velocidad arranca su juventud. Yo he aprendido a controlar un poco las realidades, a no desgastar tanto el cuerpo en ambas situaciones. No dejar que las corrientes se lleven toda tu vida... Caminar, navegar, volar y lo que haga falta para pelear por cada segundo de vida. Pero puede suceder que el día de mañana no fue suficiente, y el cuerpo en la realidad palpable deje de funcionar. Los pulmones dejen de procesar el oxígeno, el corazón deje de latir, y el cerebro pierda para siempre toda esa electricidad... 

el coraje y valor no serán suficientes para pelear contra la fuerza de un destino incierto, agonizando en una bella oscuridad, recapitulando una vida. 


-Notas de un superviviente- 

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