domingo, 2 de septiembre de 2018

Muere como cada una de ellas ... sin heroísmo sin astucia ...

Vagando con las luces apagadas, con la piel pintada, y el alma desfragmentada.

Acá en el templo los truenos abundan, un coraje, un ego, una apuesta. Todo retumba y los ecos contagian como una banda de guerra al ejercito.

La pureza mezclada con el líquido oscuro lleno de perversión y soberbia. Puedo sentir como nuestra sangre infectada cambia la realidad de las cosas ...

Recuerdo el fruto oscuro que mordíamos mientras derramaba oscuridad el jugo de esa manzana. Pero era inevitable la euforia ... los miedos se potenciaron, tal vez caminos distintos abundaron dentro de cada cabeza.

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