miércoles, 3 de mayo de 2017

Caminé días solo para llegar a una caída.
Ese fue el lema muchas ocasiones. Esperaba con ansias redención. Una bendición para el hombre ... 


Encontré oasis temporal. Con entradas majestuosas, palmeras que cerraban paso pero se abrían a mis ojos. Embriagado en los destellos y los bombeos de emoción, de nervios. Siempre me gusto ser valiente, entonces siempre de frente. A la cara y sin temor, aunque mi vida no lleve el mismo peso ni la misma fuerza. Era menester cumplir el deseo acumulado, ganas de entrar a un mundo desconocido. Sin embargo cauteloso, mis desvelos fueron cautelosos. El oasis me ofreció abundancia y sequía también. Espejismos, visiones, locura desbordada. 

Mi desvarío mental empezó a notarse, mi cabeza cayo en un infinito mar de crisis. El oasis me absorbía, y yo dejaba mi cuerpo deslizarse a su núcleo. Donde la fortuna brillaba, eran endulzantes imágenes y posibilidades, con chocolate oscuro en las orillas sabor a misterio (lo que mas me atraía). 

Pude notar imágenes del oasis marcado por alguien y algunos mas. Distintas caras que habían llegado a el oasis. Quise explorar un poco mas, encontré un soldado con armadura negra corpulento tratando de entrar, y estaba perdido en medio de los desiertos. El oasis ponía resistencia, y arrojaba un poco de agua para que este bebiese. Podía ver un poco de los alcances de aquel lugar. Por otro lado del núcleo un par de imágenes y cuadros de personas que parecían habitar o haber habitado. Recuerdo también una linda criatura que se alojaba en sus arenas. Un alargado roedor rosa, que transitaba rápido. Me visitaba en las tardes mientras miraba el reflejo de la laguna. Bebía agua, y se ponía a mi lado. Aunque no pasaba diario, paso muchas veces. 

Cada que entraba al núcleo de ese lugar podía comprender mas la historia, y mi desvarío mental aumento. Estaba pensando si estaba muerto y era una prueba para llegar al paraíso. Irradiaba magia, pero también miedo. 

Una noche escuché un grito agudo. Era el oasis que lloraba ... el soldado de armadura oscura decidió romper una de sus palmeras que impedían el acceso. Corrí a toda velocidad para ver que sucedía, pero mantuve distancia. El oasis ya lo había escupido. Me sacudía el odio, intenté caminar hacia ese lugar pero el mismo oasis no me dejo caminar. Sus ramas contuvieron mis pasos. Hasta que el soldado se perdió en la oscuridad de las arenas. Expulsado del oasis. 


Situación extraña que sucedía después de los raros eventos en ese lugar. Miraba confundido todo lo que conllevaba el Oasis, no tenía idea ya de donde debía ir. La extraña sensación es que el oasis se expandía, parecía hacerse cada 24 horas mas grande. Y yo cada vez mas sumergido en sus arenas, en su follaje, y en sus aguas. Pasado enajenado en su núcleo, violando sus adentros. Besando sus suelos. Cada vez mas dentro, hasta reconocer casi cada marca de ese lugar. Incluso tesoros tangibles que solían ser de alguien mas y se refugiaron en ese lugar ...  las marcas mostraban los orígenes.

Perdido en el oasis, un paraíso que no me permite salir ... 


-Cartas sin remitente, A1-

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