martes, 28 de abril de 2020

Yo también sentí el frío invernal.

También mis manos se entumecieron en bajas temperaturas. Y lloré como niño entre la nieve de la soledad.

Me refugie en mis brazos y su memoria no se iba. Por más que le decía a mi reflejo que no era mi camino. Por más ardor ... Y es que comprendo el pasar de las duras memorias. Lo entiendes cuando una presencia te cambia rápido el ánimo y su ausencia desequilibra el mundo...

También hice campamentos en la Antártida. No fue buscando un misterio. Fue donde caí después de su beso. Ahí en un lugar bajo 0 no tengo idea de cómo sobreviví los primeros días. Pero hice tantos refugios como pude. En medio de la blanca nieve. La fogata calentaba mis huesos pero no mi corazón.

Mientras recogía mis pedazos en el infinito blanco. Y cada despertar, comenzaba la tortura. Un camino en completa ausencia. Intente inyectar calor en mi sentir, pero poco a poco el frío mandaba una cruel cordura.

Enloquecí a diario buscando esencia de algo ya inexistente ... Comprendí que mi tormento no era algo que importará a alguien. Y menos en un infinito blanco.

Su primer beso desde el día uno había infectado todo mi cuerpo. Sus partículas se multiplicaron en mi ... Incluso en la tempestad fue difícil quitar cualquier elemento con su nombre.

Pero al final encontré un horizonte más verde y menos blanco... La temperatura dejaba de lastimar ... Y mi sentir dejaba de estirarse ... Mi sentimiento no exhaltaba ... Era yo ...en otro escenario...

El frío se descipo y la calidez llegó una vez más...
Pronto tu cuerpo encontrará autosuficiencia ... Así como yo en la tempestad blanca.

Te regalo mi herramienta más grande. Úsala cuando la necesites. Pluma y papel... Pude descargar todos y cada uno de mis terrores ...  Y muchos errores ... Horrores ... Pero al final ... Victorioso

-diario de un pasajero-

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Eres libre de expresar ...